Cada día escasean más las abejas, que son las mejores polinizadoras de la naturaleza, una función que sirve para elevar la producción agrícola. Una fundación lanza una alerta para protegerlas.
La función más importante de la abejas es la polinización de las plantas. Estos animales son muy organizados y recorren extensos territorios pasando de flor en flor y, de esa manera, esparcen semillas y logran elevar la producción agrícola, de manera natural.
Alimentos como el café, las naranjas, los pepinos, la mostaza, las almendras y la alfalfa, entre otros, dependen de esta labor, lo mismo que más de una tercera parte de las frutas, verduras y granos, según informes científicos del 2016, citados por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Pero eso no es todo: “La cosecha cambia en relación con el grado de beneficio que recibe de la polinización cruzada por insectos. Algunas cosechas, tales como los frijoles y los mangos, se polinizan autónomamente, pero tienen una mejor productividad si son polinizados por insectos”, sostiene el organismo internacional.
En resumen, “de las abejas depende más del 70 % de los alimentos que se producen en el mundo”, apunta Helena Jaramillo, apicultora y directora la fundación Miel de Colombia, que hace nueve años trabaja en la defensa de esa especie en nuestro país. Y se calcula que el 85 % de las plantas también se benefician de ellas.
Las razones de la alarma
¿Y por qué se requiere proteger a este insecto y ya existen voces que alertan sobre su extinción y las consecuencias que esto traería para el planeta? Porque la población de abejas ha caído de manera dramática en los últimos años.
En Antioquia, por ejemplo, se estima que la cantidad ha bajado en un 40 %, igual que en el resto del país, afirma la Secretaría de Agricultura, que hace pocos meses lanzó una alerta para que las comunidades empiecen a protegerlas y reproducirlas.
La bióloga y experta en el tema de las abejas de la Universidad Nacional, María Guiomar Nates Parra, ha advertido que en Colombia mueren 10.500 colmenas silvestres al año.
El concejal Álvaro Múnera, que promueve una política pública para protegerlas, advierte que “si en el país ha habido una deforestación del 40 % en el último año, esto afecta directamente a las abejas y por ende a las demás especies y al hombre mismo”, sostiene.
Es un tema que la gente desconoce porque ignora los impactos de la disminución de las abejas en la agricultura y la producción de alimentos.
“Este fenómeno ocurre hace más o menos diez años, las alertas las dieron Europa y Estados Unidos, pero ya en el país sentimos esos impactos”, sostiene Helena Jaramillo, de la fundación Miel de Colombia.